Entrevistas
Cristian Toro: “Es especial volver a la que fue mi casa tanto tiempo”
El técnico argentino del Sevilla reflexiona sobre su tiempo en el Valencia CFF antes de su primera visita desde que salió en 2017
Se enfrentan este sábado (12.00h.) en el Antonio Puchades Valencia CF Femenino y Sevilla FC. En el banquillo de las hispalenses, un viejo conocido de la afición local: Cristian Toro (Capital Federal, Buenos Aires, Argentina, 1980). De su mano se conocieron los años de crecimiento de la sección valencianista. El equipo progresó de la lucha por la permanencia (2012) a un subcampeonato copero (2015) para cerrar etapa con un histórico puesto de bronce (2017). En conversación con KŌMORI, Toro reflexiona sobre sus años en el Valencia, cómo ve a su Sevilla, la competición y el factor emotivo en el fútbol.
Partido único el de este sábado, su primera visita al Valencia desde su salida. Una pena que sea sin afición en las gradas…
Es un partido especial, volver a la que fue mi casa durante tanto tiempo. Pero, como bien dices, le quita emoción o sentimiento el hecho de que no haya público. Estoy concentrado en el partido y con ganas de ir a competir contra un gran rival. Está todo muy igualado en la clasificación y en lo que es la temporada.
Fueron cinco años y medio, en los que de su mano se vivió el despegue en la sección. ¿Cuáles fueron los momentos clave de su tiempo en el Valencia? ¿Qué partidos guarda especialmente en el recuerdo?
En València viví muchos momentos, desde la primera temporada, que nos salvamos del descenso en el último partido, con gol de Pinel contra L’Estartit. Cada año fuimos mejorando: uno fue clasificación a Copa, otro estar entre los primos cinco… hasta terminar terceros mi última temporada, siendo el equipo con menos goles encajados y teniendo un gran rendimiento en el campo en juego y en estadísticas. El 6-0 en Mestalla, haber llegado a una final de Copa de la Reina eliminando a Athletic Club y Barcelona… Hay muchos. Sobre todo, el gen competitivo que fuimos produciendo entre todos en esas temporadas.
Fue inevitable traer a la memoria hace unos días aquella final en Melilla. Doblete de Cristina Martín-Prieto con el Huelva y el sábado anterior con el Granadilla…
Sí, creo que se le da bien el Valencia a Martín-Prieto. Cuando yo era el entrenador, nos marcó también tanto con el Sporting de Huelva (4) como con el Sevilla (1). Hay delanteras a las que se les da bien algunos equipos y para ella el Valencia es uno.
De las jugadoras que preparó ya no queda ninguna. Se decidió cerrar el ciclo este curso y regenerar el vestuario. Salieron Mari Paz, Carol, Nicart, Gio, Gaitán, que ahora la tiene en el Sevilla. ¿Cómo está viendo desde la distancia al Valencia?
Se nota que hay como un cambio de ciclo, la transición de un nuevo proyecto. Veo un equipo joven, que está bien trabajado, que tiene talento en una central como Berta, una mediocentro como Torrodà, Candela entre líneas y una goleadora (Jansen). Es un equipo que en su casa ha sacado muy buenos resultados, sólo tiene dos derrotas, contra Barcelona y Levante. Es un rival muy duro, la clasificación lo dice: estamos a tres puntos uno del otro. El partido que jugamos en casa fue muy parejo. Empatamos cero a cero y a nosotros nos anularon un gol un poquito dudoso, Noelia para un penalti… Todo va a estar por detalles. En un campo donde ellas se sienten cómodas, va a ser bonito para competirlo y para crecer en muchos aspectos.
Aterrizó en el Sevilla en diciembre de 2018, en unas circunstancias parecidas a las que recogió en el Valencia, también en descenso. Han llegado los últimos dos años a semifinales de Copa, tienen billete para la edición próxima… ¿En qué punto tiene al equipo?
Estamos parecido a aquellos primeros años en València. Estos últimos dos años fueron de crecimiento. Volvimos a ser un equipo competitivo, que disputa todos los partidos con la seriedad y la ilusión de conseguir la victoria. Para nosotros el objetivo de haber clasificado para Copa es nuestra Champions. Nos lo planteamos como nuestro objetivo de equipo, sobre todo los últimos cinco partidos de la primera vuelta. Creo que hicimos una muy buena primera vuelta. Mucha gente, apenas empezada la liga, nos veía ahí abajo, candidato a uno de esos cuatro descensos, a estar peleándolo. Queremos seguir creciendo, compitiendo, terminar lo más arriba posible. Estamos en el proceso. Queda muchísima liga y también la Copa.
¿Cómo es el Sevilla por dentro?
Este año tenemos un grupo muy lindo. La gente está enchufada, con ganas. A la hora de trabajar siempre hay ilusión por hacerlo lo mejor posible. No tenemos grandes figuras, pero el colectivo se hace fuerte. Transmiten unos valores y unión que uno como entrenador quiere que el equipo transmita. Estamos contentos del grupo humano y futbolístico que tenemos.
Salvo el Barça, que está varios escalones por encima de todos, la liga está cada vez más igualada. Se ve cada jornada.
Sí. Cualquiera le puede ganar a cualquiera. Salvo hasta ahora el Barcelona, que no se dejó ningún punto por el camino. Es una plantilla de nivel muy superior. El resto de partidos se ve que podemos competir. Le ganamos al Levante, que va segundo; al Granadilla, que está muy cerca de puestos Champions; y el otro día empatamos contra el Real Madrid, que está en Champions… Han pasado resultados que sorprenden. El Santa Teresa, que está en descenso, gana en casa del Atlético de Madrid… Antes sabías que ibas a algunos campos o venían algunos rivales que decías: “está difícil”. Hoy está todo muy parejo.
De Cristian Toro destacan sus futbolistas o las que lo han sido su intensidad, la pasión que les transmite. Se ve también en los partidos, en la banda. ¿De dónde le viene esa energía?
Me sale del alma, natural. Hay veces que lo vivimos intensamente, de una manera pasional, lo disfrutamos. Todos los días hablamos de que nos sentimos afortunados de dedicarnos a lo que nos gusta, de levantarnos a la mañana e ir a un campo de futbol. Somos privilegiados, tenemos que defenderlo y cuidarlo y eso es lo que hacemos. La pasión que le ponemos todos los que somos parte es nuestra manera de vivirlo, de sentirlo y así también es lo que transmite el equipo.
Frente a todos los factores que juegan su papel para ganar un partido (la organización táctica, el talento individual, el azar…) ¿Qué valor le da a cuestiones como la actitud, el deseo, lo pasional..?
Todo tiene relación. Si lo emocional no está dentro del orden táctico, de lo técnico, lo físico… eso se transmite. Yo lo pongo todo en el mismo lugar de importancia, pero también lo emocional. Es importante que el equipo transmita diferentes registros, es lo que intentamos trabajar siempre: que no nos quedemos sólo en una manera de atacar, de tomar los partidos, ni un sistema único, tomar variantes. Pero como equipo queremos transmitir ambición, convicción, solidaridad, esfuerzo… los valores que queremos que nos diferencien.
Como jugador en Argentina, ¿tenía ya algo de entrenador o sólo soñaba con ser Batistuta?
Soñaba sólo con ser Batistuta (ríe). A mí me despertó más de grande la pasión por ser entrenador. Siempre tuve ilusión de ser futbolista primero. Como no se dio, al tiempo volví a sentir lo que me hace sentir el fútbol, esta vez del otro lado de la banda. Estoy agradecido por eso. Es como cumplir el sueño del fútbol, de vivir y sentir esta pasión cada día.
¿Le queda tiempo para cultivar otras aficiones o el fútbol lo consume todo?
El fútbol consume la vida, más o menos. Me gustan otros deportes, jugar al pádel… Pero el fútbol se lleva el porcentaje más alto del día. Estoy aprendiendo a tener aficiones y no olvidarme de la persona, de uno. Eso también es parte para ser mejor en la profesión.
¿En qué ha cambiado Cristian Toro desde que se sentó en Beniferri en 2012 por primera vez al de hoy?
En ese momento era un exceso de pasión y a veces me controlaban mucho más las emociones. En muchas cosas quizás me faltaban argumentos. Uno va aprendiendo a controlar un poco todo y aprende tanto en lo táctico, en lo psicológico, en la gestión del grupo, que a veces es lo más importante; a tener más empatía, a ponerse más en el lugar del otro. En eso seguimos aprendiendo, seguimos mejorando. Como entrenador, hay mucha distancia. Esa oportunidad me llegó cuando no estaba del todo preparado y fui creciendo mientras iba entrenando. Ahora, más maduro en algunas cosas, pero con la misma ilusión que el primer día.